- English translation: Letter to my 15-year-old self
A Shane Koyczan
Ahora que te doblo la edad, y triplico
el amor hacia ti misma,
que me he sentado a tomar té
tantas tardes
con los mismos monstruos que a ti
te paralizan,
te escribo,
y confío, porque aún soy así de crédula,
que mis palabras llegarán a ese pasado,
hace quince años, a mis quince años, que arañarán
la desesperación que trae la adolescencia,
la urgencia antigua de comprenderlo todo,
y esa tenaz necesidad de aprobación
que los años han felizmente dirigido
hacia unos pocos jueces
mucho menos severos
que tus compañeros de cuarto de la ESO.
Conjugarás «deber» como el auxiliar de todos los verbos,
y «estar» se confundirá con «ser».
Confías que quienes legislan la sintaxis de tu vida
te conocen,
y vivirás en el hiato
entre lo que te dicen ser
y lo que eres, por amor
a una tribu que no te protege
porque no te ve.
Envidiarás a la gente normal,
que pertenece.
Por eso he venido a chivarte que la normalidad
será siempre un hotel de sábanas rígidas,
y que tu casa, Adriana, ha estado siempre fuera
del impoluto hotel donde los normales se acuestan
y se levantan, se acuestan
y se levantan, y en medio charlan de fútbol
(no, a los treinta aún no entiendo
qué le ven),
y tú aún no sabes hacer
ese copy-paste
de sus conversaciones de aire, hinchadas
como balones;
pero aprenderemos, así, como se aprende a cruzar
la calle en verde
cuando no pasan coches.
Tenía que contarte que fuera de su hotel
no hay un foso de dragones y ostracismo;
que era verdad eso de «los niños son tan crueles»;
que el deber de ser iguales no impide
que crezcamos diferentes;
que somos tantas, y tantos
viviendo en una tribu de casas
más allá de ese hotel de rígidas
e implacables sábanas;
que no había que escoger ser fiel
o a los demás o a una misma; que el idioma
que hablamos lo entienden
tantos
y tantas…
Te prometo, Adriana, un imperio de verdad
serena y clara.
Los dedos que te acusan, las voces que te insultan,
los ecos que la soledad rebota, asfixiada,
son un túnel demasiado largo,
no el destino. Porque aún no hemos llegado.
Nos separan
cinco mil cuatrocientos setenta y cinco días
y te he amado en cada uno
casi tanto
como sé que todas las Adrianas del futuro
nos están amando.
Grande Adriana! Te comparto aquí https://wordpress.com/post/itacattack.wordpress.com/4604
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