Esta es la versión en castellano del poema ‘Outgrow the scar’, originalmente escrito en inglés.
Crecemos
para ser más grandes que la herida.
¿Puede la cicatriz ser más larga
que la piel que rasga?
¿Pueden las cicatrices dividirte
muchas muchas veces
hasta empequeñecerte?
Tus heridas, ¿pueden tragársete,
apartarte,
dirigir tus escenarios,
de tus marionetas escoger el vestuario,
desconchar tus maquillajes,
poner al mando una mano temblorosa…?
Sí, sí pueden.
Sí, lo han hecho.
Las de todxs.
Así que la próxima vez
en que veas una mano temblar
u oigas a alguien decir algo inadecuado,
¿vas a juzgar
la herida?
¿O vas a animar al alma en su lucha,
mientras resbala por las empinadas
pendientes de la vida?
¿Acaso vivir no es dar pasos en una cuerda floja
demasiado a oscuras
como para saber si avanzas
o retrocedes?
El amor tan fuerte como una larga línea divisoria,
¿y escojerás juzgar?
¿Tú, dedos de cirujanx,
corazón de betadine?
En serio, ¿vas a juzgar?
¿Quién eres tú para juzgar?
Si la vida ya te dio tus cicatrices,
¿qué haces mirando las mías?
Y si no te las dio
(todavía),
créeme, a lxs que sí tenemos
cicatrices
nos vendría bien
la ayuda de tus ojos.
Así que ocúpate bien de tus heridas.
Sé amable.
Ten presente que no sabes
de las cicatrices de nadie.
Cuán grandes tienen que crecer
para curarse.